Así es la soldadura MIG con Robot Colaborativo
También es conocida como GMAW (Gas Metal Arc Welding), la soldadura MIG o MAG (Metal Inert Gas o Metal Active Gas), dependiendo del gas empleado, es -para los más entendidos- un proceso de soldadura por arco bajo gas protector con electrodo consumible o “soldadura por hilo”. El primer robot con capacidad para soldar de forma totalmente automatizada llegó al mercado hace 45 años. Hoy son muchas las compañías que cuentan con robots a lo largo del proceso para desempeñar las labores más mecánicas y repetitivas, y la soldadura MIG con robot colaborativo es una de ellas.
Los robots que llevan a cabo tareas de soldadura MIG se han aplicado mayoritariamente, a lo largo de la historia, a la industria de la automoción. Suelen ser cadenas de producción de grandes series donde el robot interactúa, siempre, trabajando sobre la misma pieza durante años y años.
Todo lo que debes saber de la soldadura MIG con robot colaborativo
Introducir un robot en una línea de producción como la mencionada anteriormente nos ofrece la tranquilidad de saber que contaremos con un resultado de calidad. Por sus movimientos repetitivos el robot siempre ofrecerá el mismo tipo de soldadura, sin equivocación alguna. Son un tipo de robots que sustituyen a una mano de obra muy cualificada -incluso certificada- ya que se trata de un trabajo duro para el cual se necesita protección contra las radiaciones UV y genera, además, gases tóxicos.
Con la llegada de la robótica colaborativa, a diferencia de la robótica tradicional, se abre una nueva oportunidad para soldar piezas de las cuales no tenemos tiradas grandes.
Como hemos visto en varias ocasiones en el blog de ATX, la robótica colaborativa resulta de gran ayuda en industrias que requieran de un “apoyo” en la realización de tareas mecánicas cuya responsabilidad, hasta día de hoy, recaía sobre el operario.
Los 5 principales beneficios de la robótica colaborativa
Fácil de usar
Los robots colaborativos en general son muy fáciles de programar a diferencia de los robots tradicionales, con los que resulta más sencillo soldar la pieza a mano que programarlo para que suelde la pieza.
La interacción del operario
Aunque funcionan y realizan su función de forma totalmente independiente, se llaman colaborativos porque permiten la interacción en su ‘hacer’ de los operarios. En este caso pueden ajustar el programa pieza a pieza. Esta opción permite que el robot no sea tan estricto en su labor y se adapte a las distintas circunstancias.
Los utillajes son más sencillos
El conjunto de útiles e instrumentos que se usan en una línea de producción tienden encarecer mucho el proceso cuando se trata de robótica tradicional, tanto que en algunos casos los utillajes llegan a ser mucho más caros que el propio robot. Estos costes son mucho menores en la robótica colaborativa ya que es el operario quien se encarga de colocar bien la pieza, por lo que no son necesarios sensores ni bridas complejas.
Rápida amortización
Al tratarse de series pequeñas y no líneas de producción, un robot colaborativo es una inversión que rápidamente se puede recuperar -entre uno y dos años-. El robot aumenta la productividad en un 40% en las aplicaciones ya que permite al operario solamente carga y descarga la pieza y el robot suelda sin pausa.
Ver, probar y resolver
En ATX contamos con un espacio de demostraciones en el que nuestros clientes pueden ver, probar los robots en una aplicación real y concluir si realmente se trata de una solución para su industria.
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